lunes, 28 de junio de 2010

La importancia de la Regiduría

Un tema en el que insistí una y otra vez, para que los compañeros comprendieran que yo no podría estar permanentemente con ellos en todas las ocasiones, debido a mis compromisos profesionales. Es decir desde el principio planteé un esquema de compañía aficionada con estilo de trabajo profesional. La visualización de la película que se cita más abajo llegó a disponer de un evento propio.

Abrimos esta línea de conversación acerca de la importancia de la Regiduría en las compañías.

Siguiendo la tradición teatral, el Equipo de Regidores, como ya se comentó desde la primera reunión del 7 de Mayo, va a asumir una función vital en las labores cotidianas de esta compañía.

El proceso de adjudicación de regidores/as está apenas comenzando y sólo se ha hecho para una pequeña parte de las obras, pero es importante que ya se empiece a "visualizar" este tema.



Respuestas a esta discusión


Por eso es tan importante ver alguna película como "Qué ruina de función".
Allí se ve perfectamente cual es el esquema de organización interna de una pequeña compañía de teatro y la diferencia que hay entre el director artístico y el regidor.

En muchos grupos aficionados ambas misiones las cumple una misma persona, pero eso solo es posible en los casos de directores que puedan estar presentes en todas las actuaciones del grupo. Pero en la mayoría de los casos el director tiene otros compromisos teatrales que le impiden estar presente en dichas actuaciones. Por eso hacen falta regidores.

En el caso de estos grupos muy pequeños y humildes como el de singles, es muy difícil encontrar una persona que quiera ser regidora y no quiera actuar. En casos así, el asunto se soluciona con algún actor del reparto que asuma las funciones de regidor. Lo más prudente es que se busque un actor cuyo papel en la obra sea corto. En nuestro caso habíamos hablado de que todos vayan pasando por esa actividad.

De esa manera, por cierto, los actores van aprendiendo todo el entramado de cómo se prepara una obra. Porque alguien tiene que hacerlo, y si el director no va a estar presente en todas las actuaciones, entonces alguien tiene que decidir dónde se pone la silla en el escenario, si resulta que éste es demasiado pequeño para lo que teníamos pensado, por ejemplo...

También de esa manera conseguimos eliminar un fenómeno muy indeseable que existe en algunos grupos aficionados: la tremenda dependencia con respecto al director.
Si el equipo de actores de una obra aprende a montar y desmontar todo el aparataje, si tiene una estructura interna que les permite actuar sin necesitar al director al lado, entonces pierden desde el principio muchos de los miedos típicos que acompañan a estos tipos de grupos durante años.

Si el director, por ejemplo, tiene compromisos teatrales fuera de Las Palmas, es muy importante que este grupo _no_ dependa de él y sepa ser auto-suficiente. Si a eso se le agrega el uso de las nuevas tecnologías como herramienta productiva en la práctica cotidiana de una compañía teatral, aunque el director esté en otro sitio, podría seguir participando desde allí en muchas actividades del grupo.

Es que es muy difícil, en este tipo de compañías, encontrar una persona que no quiera actuar y que, sin embargo, se comprometa a ser Regidor de las obras, con todo lo que ello implica.

La solución que le hallamos en su día fue hacer que la Regiduría fuera una práctica más dentro de la actividad del elenco, sin necesidad siquiera de no tener que actuar, sino que el regidor de cada obra saliera de entre el elenco de esa obra. De esa manera se garantiza que esa persona de todas formas tenga que estar en los ensayos y en las actuaciones.

Es una práctica habitual en muchas compañías humildes de teatro independiente, eso de repartir y rotar entre los actores las funciones técnico-organizativas (incluyendo luces, tramoya, etc.)

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