jueves, 10 de mayo de 2012

Estafador profesional = Mentiroso profesional

Nota previa: no tengo mucho tiempo para dedicarle a este blog, y menos aún para contestar a repulsivos ladridos de espécimenes que tan solo supuran hedor a inmoralidad por cada uno de sus poros.  Primero tenía que sacar el número 2 de Singularte, garantizar el número 3 y crear el comienzo de su infraestructura.  Ya está más o menos conseguido.
Así que ahora puedo dedicarle unos minutillos a este cuento.  Es tan solo una breve reflexión previa que me asaltó el otro día:

Ciertamente que todos sabemos (o al menos intuimos) que cualquiera que realice un timo, una estafa o una malversación de fondos ha de emplear la mentira para alcanzar sus objetivos.
Pero, como estoy tan poco acostumbrado a rodearme de ese tipo de gentucilla, nunca había reflexionado que aquellos que hicieron de tales actividades un oficio permanente durante años se han de convertir necesariamente en mentirosos profesionales. Sin escrúpulos. Pérfidos. Canallescos. Cínicos hasta lo vomitivo. Tan acostumbrados están a nadar durante décadas en esos lodazales que lo raro sería oírles una verdad.

Ya sé que esta reflexión no es nada genial.  Pero es que uno desea mantener algunas ingenuidades en esta vida, a pesar de las canas, y por ello tiendo a creer que si alguien me afirma algo de sí mismo, es porque será cierto (al menos hasta que no se demuestre lo contrario).  En fin, es tan solo un pensamiento que se me ocurrió el otro día y me dije que quería compartirlo con los lectores.

¿Han visto los lectores una película llamada "Bésame antes de morir"?  Se la recomiendo encarecidamente.  Ahí está el retrato de un tipo que construyó su vida sobre la falsedad y la perversión delictiva.  No he leído la novela.  Tengo entendido que es de Ira Levin.  Una gran historia y gran retrato, en todo caso.

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